miércoles, 31 de agosto de 2011

Historia en cinco tiempos


2.Los bordes (viene de acá)

Para Lu, que me habló de los bordes

Apago la luz. Las cosas ahora se definen por sus contornos azules y difusos. La ventana, situada a la izquierda, desprende el resplandor de las cosas que se apagan. La luz mínima y precisa para que el mundo no caiga estrepitosamente en la nada, la luz que sostiene, desde los costados, azul y parpadeante, los objetos de la habitación y mi propio volumen que emerge como un sobre-relieve sobre la cama. El sueño lo borrará todo. Los hombres deben dormir con los brazos abiertos, con el rostro desencajado, ausentes de toda preocupación. Pienso en mi manera de dormir y me avergüenzo ¿Qué diría Taveira si conociera o sospechara mi postura nocturna, mi forma de replegarme como un inmenso muñeco para armar? Vigilo entonces las formas que adquiere mi cuerpo, dispuesto a dormir, y corrijo: los maxilares apretados, los distiendo; el brazo debajo de la cabeza, forzando el hombro, lo dejo al costado del cuerpo; una pierna sobre la otra, las separo; el abdomen sin aire, lo lleno; los ojos abiertos, no puedo cerrarlos.
Me parecía que un hombre debería dormir como si cada músculo de su cuerpo pudiera descomponerse y dejarse a un costado, abandonado de los problemas, que había que dormir como una bestia, roncar, transpirar y olvidarse de todo. Taveira y Fernando duermen así, los he visto y los he envidiado. Pero estoy, esta noche, lúcido, seco y plegado.
No toco los bordes del sueño o mejor, me sostengo mal sobre uno de sus bordes más predecibles: el ritual de acostarse. Toso y me doy vuelta. El resto del colchón está saturado de cosas, principalmente ropa sucia, unos libros, los cigarrillos, la linterna. Cuando era chico le tenía terror a la parte vacía de la cama grande de mi madre, porque allí, lo sabía, estaría esperándome el espíritu de alguna niña muerta o la misma Ester, dormida por las pastillas, o lo que era peor, la superficie intacta y fría del colchón, la superficie eléctrica que me expulsaba y me sacaba del sueño.
Hay un borde de lo que no se nombra.
Cierro los ojos. Hay: la sombra puntiaguda de una paloma que vi hoy a la tarde; senos cortados, de los pezones sale la sangre a presión y mancha el espejo; la luz del mediodía rebotando sobre la puerta del auto; la mujer de la bicicleta; ella y Ester diminutas sobre un barco; el perfil de Taveira más arruinado que nunca; un balazo, el accidente; sus pies mojados; el paseo del domingo; la mierda.
Abro mis ojos.

jueves, 25 de agosto de 2011

carta

Acuso recibo de correspondencia desde la Antártida.
Tu sobre no pesa casi nada, me gusta que haya venido ligero de palabras y con esa tortuga marina dibujada en el reverso interior.
Debo decir que me causó un leve vértigo descubrir tu letra tan parecida, y a la vez, diferente, pero reconozco tu estilo por los infinitivos y la vocación de no decir nada.
A la brevedad enviaré postal con saludos correspondientes.
te abraza. D.

sábado, 20 de agosto de 2011

1.Lo que no duerme

Hacia el costado sube la columna de humo del último cigarrillo. Podría estar en Budapest o afuera de un bar a la caída de la tarde, pero no. No estoy. Desde el punto en el que estoy intuyo la franja naranja y su voz aguda alzándose por encima del agua y convirtiéndose en una burbuja o en la respiración del ahogado.
Es la segunda vez que se me cae el cigarrillo. Lo sostengo, ahora, como si fuera una extensión irreal de mis dedos o como si se hubiera abierto, como algo natural, un hueco humeante en mis manos por el que respirara, confundida, la angustia. Desecho la metáfora. No tengo el interior humeante, sería más exacto pensar en una masa convulsa que se junta y se separa generando huecos y saturaciones de músculos, sangre, vasos sanguíneos, pliegues. Retomo un pensamiento de la mañana, a propósito de un comentario que hicieron Fernando y Taveira unos días atrás, qué ocurre cuando sólo una parte del cuerpo late como si allí residiera o hubiera migrado, impredecible, el corazón. Entonces no sé porqué esta mañana vine a pensar en las tortugas y los caparazones y pensé que allí debía residir su corazón milenario y un poco reseco, su corazón hexagonal que se detiene cuando se da vuelta, y pensaba en el instinto o la cobardía de las tortugas, que ante las situaciones de peligro, meten las extremidades en el caparazón, y en que en realidad van a reencontrarse con el depositario de sus fuerzas y se dan ánimo frente al corazón diminuto y palpitante, que flota, o mejor, se suspende, bajo la carcasa tosca que mal o bien, lo protege.
Empiezo a masturbarme pero sin deseo. En vano la imagino medio desnuda y reclinada al borde de la pileta, y después, en vano, fuerzo el recuerdo obseno, porque a partir de ayer se ha descompuesto el delicado sistema que la hacía posible. Ahora, cuando seguramente estará nadando o ya yéndose a su casa, o pasando por lo de su mamá a dejar los libros, está siendo aquello que no se sabe, lo que ya no se sabrá, estará en los modos del desconocimiento, y por eso, el deseo, que parece más bien una fuerza suplementaria o un apéndice, y que no tiene de dónde agarrarse, desaparece. En la parte activa que ha quedado, en la parte despierta después de que ha volado la represa llevándose todo, yo soy lo que no duerme.



fotos de emma y pili.

Punta Lara. Mar del Plata. Mar báltico.

viernes, 19 de agosto de 2011

casa



domingo, 7 de agosto de 2011

¿Qué sale de la mezcla de Clarice Lispector y Elis Regina?
Regina Spektor

(disculpas... chiste de medianoche, té de manzanilla de por medio)

viernes, 5 de agosto de 2011

En la mañana

Con Pao, Rochi y Pili hicimos En la mañana, un pequeño librito con fotos, imágenes y textos y este año participamos de la Feria de Libros de Fotos de Autor (FELIFA). Los invitamos a que se den una vuelta por allí!

"Cómo sería si pudiera mostrarte un sueño en imágenes.
En los sueños se aparece en y se pasa hacia otros lugares.
El sueño sustrae los pasajes entre un espacio y el otro.
Se cuenta al despertar mientras todavía bullen las imágenes,
antes de que desaparezcan del todo.
Se recupera en presente, en un relato que está siempre a medio terminar"