jueves, 30 de diciembre de 2010

nunca más ser uno con dos.
Cambiaron el sentido de las calles.La avenida Mitre va hacia el centro, la Pedernera vuelve.Es un efecto dominó de calles que se dan vuelta. Cambia el modo en el que percibimos la ciudad, aunque la gente se va acostumbrando y dobla cada vez con menos precaución. Todos hablan de los cambios y del calor. Hablamos también de los estados incomunicables, de la fiebre y de las manchas sobre la piel.
En la plaza San Martín nos reunimos. Se va a empezar a armar una cuerda de candombe y un coro de murga uruguaya, están el piano, el chico y el repique, los redoblantes, las caras conocidas y algunas nuevas, las artesanías, los paseantes. No puedo evitar oscilar entre el nosotros y el impersonal, hay un movimiento que me incluye y que me deja afuera, el paso del tiempo pero también la reiteración de las ganas, la música, los festivales de percusión, los proyectos culturales, "Mercedes a la calle" y nuevas maneras de responderle al sempiterno gobierno provincial y municipal.
Me sigue costando hablar con algunas personas pero ha disminuido, quizás, el nivel de angustia que eso me provocaba.
Como si el verano no bastara ayer vimos "La Ciénaga" y se nos pegó la siesta y la podredumbre, la falta de electricidad, la vulnerabilidad de los electrodomésticos y de las personas, los dientes que sobran. Y para terminar de reduplicar los efectos del calor, leo a Saer durante las siestas y duermo siempre un poco de más.
2011 ganas de viajar y de ver gente, de hacer muchas cosas a pesar de la incertidumbre.
Feliz comienzo de año amigos!

lunes, 20 de diciembre de 2010

TEA HOUSE







Gracias Pilareja por sacarle las fotos

domingo, 19 de diciembre de 2010

2010


¿Cómo se vuelve? Para Decur los recuerdos son cajones. Yo solía utilizar la metáfora de la “caja” a la que se vuelve al final del día, la que se comparte o no. Hay muchas formas de decir el pasado y una memoria falible e inventiva que desordena los hechos, los recorta y los pega, obsesiva o indiferente y que deja siempre un borde de vacío, un espacio en blanco. Se saben algunas cosas: la chica que se paró al lado de mi asiento, ayer mientras viajaba en colectivo, tenía un olor a cigarrillo viejo, fumado hace semanas y seco como una pared de vidrio.
En 50 10 y 11 hay una casa de té que concuerda aproximadamente con la imaginación de dos mujeres.
San Agustín habla de la memoria y hace temblar como pocos textos literarios últimamente. Habla de las bestias y de los pájaros. Se pone tan al descubierto como el corazón invisible sobre el sofá azul, que nadie ve.
Hay un volverse hacia la noche que se sabe porque se duerme. La certidumbre de que a veces sería mejor.
Un 2009-2010 que se vivió como un tirón y que empezó con mañanas que fueron una sola noche de hospital, hasta encontrar agua caliente en casa y una nueva forma de disponer los vasos, mirando hacia arriba, con el lago debajo. Y las intermitencias y la dificultad para el olvido. Los viajes, Dolly y Santiago. Borde. Las ventanas circulares de Tucumán, la “yungla” y los amigos. El sur. Siempre los amigos, los viejos y los nuevos, la constelación de casas en las que pedimos empanadas o nos quedamos dormidos. La pintura que hace que el jueves sea el mejor día de la semana, la conversación sobre los colores y las formas estructurales de una nube o de un cuello. Los cuentos japoneses y la Grieta. Las formas irracionales de un oído. Alguien que toca imaginariamente en mi brazo como si fuera un piano o un instrumento menor, que vive cantando. La forma extraña en la que amanece adentro de un pulmón y se va llenando de flora. Muchas maneras de ahogarse y siempre en una silla.
Tengo todas las imágenes mezcladas y la sensación de que cada mes es el mes irreal de Saer, pero sobretodo diciembre, la ida de la Plata, el vértigo, las navidades que no quiero, soñar con ropa y clientes, saludar y sonreir. No quiero saludar no quiero la navidad no quiero el cumpleaños siempre tan cumpleaños ni los estantes desbordados ni la gente. En Pipinas hay muchos sapos muertos, aplastados contra el pavimento. Acá, olor a árboles y palomas también muertas en las calles. Ha soplado viento. En Dorrego, sobre una araucaria altísima, hay una colonia de gatos salvajes. Las noches de tormenta caen los gatos más pequeños y algunos se salvan. Hay una dificultad creciente para contar cualquier cosa, palabras que también se caen contra el pavimento. Merlina las cuenta: son 47 palabras muertas.
Pero. es bueno descansar al lado de un río y mirar el ritual de los vestidos de blanco y amarillo. Gracias a los amigos.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Velada de fin de año



Hola amigos! Los invito a la Muestra de Fin de año del taller de Literatura "El paisaje nos devora" de La Grieta.
Habrá mesas con escritos del taller, libros y lámparas maravillosas. Además de la lectura de algunos textos compartiremos una mesa dedicada a Carson Mc Cullers y otra a la literatura japonesa. También habrá música y algo rico para compartir.


Este Martes 20.30 hs.
En el Galpón de Encomiendas y Equipajes.
18 esquina 71

¡Vení con amigos!

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Esperas que desaparezca la angustia
Mientras llueve sobre la extraña carretera
en donde te encuentras

Lluvia:sólo espero
que desaparezca la angustia
Estoy poniéndolo todo de mi parte.


(Roberto Bolaño- en La novela-nieve)


intermitencias. el color de la angustia es el amarillo.
En la Iglesia del Sagrado Corazón una mujer escribe fórmulas matemáticas y frases. Mira el altar y al resto del público. anota números y letras.

sábado, 4 de diciembre de 2010


está por encontrarse con Totoro.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Pipinas











Merlina contó los sapos muertos: 46 en total.
En Pipinas hay sapos muertos y vivos. Los vivos habitan la fuente de la plaza y a veces actúan sobre la espalda de algún caballero. Hay también cabinas telefónicas que parecen de los '60 y adentro de una de ellas, el comienzo de un nido de avispas que reproduce en su estructura las celdas de la cabina. Hay un hotel y algunas viviendas, hay, sobre todo, casas deshabitadas y pocos jóvenes. La cementera Loma Negra, que era la principal fuente de trabajo para la mayoría de la población cerró y dejó a un 60% de la gente sin trabajo. Como otros pueblos del interior de la provincia de Buenos Aires por los que también pasaron empresas cuyo único interés era beneficiarse de los recursos naturales y de la fuerza de trabajo de la población, Pipinas se está convirtiendo en un "pueblo fantasma". Sin embargo, el día que llegamos nos encontramos con una procesión de carretas y caballos que venían de los pueblos vecinos en lo que era la "21° Marcha de la Amistad" a beneficio de la Escuela Especial N° 501.
En Pipinas el tiempo se da de un modo muy especial, de repente los hombres sobre los caballos, vestidos con la ropa "gaucha" tradicional y cabalgando con un porte decidido nos llevaron a cien años atrás, pero al final del largo desfile se escuchaba una canción de Creedence que uno de los "gauchos" bailaba fervorosamente.
Fuimos, entre otras cosas, para comentar una novela de Carson Mc Culler, "El corazón es un cazador solitario", que transcurre en un pueblito de Estados Unidos que al igual que Pipinas, parece atravesado por la desolación pero en el que también se dan estos encuentros maravillosos, esta confluencia de personajes singulares.
A la noche fuimos a la fiesta del pueblo, un galpón gigante, mucha luz y una banda sonando en vivo. Entre la gente que bailaba apretada descubrimos a Miss Amelia, otra gigante de otra novela de Carson Mc Cullers. La serie de "encuentros" culminó cuando visitamos la casa de Marta, una amiga de la Grieta, que nos recibió junto con Oscar y Felipe en su quinta, enclavada en lo verde de Verónica. En su casita había un piano, una biblioteca, fotos de escritores, pinturas, un horno de barro, plantas y ventanas.
Hablamos del modo en que las cosas permancen y del modo en que podrían cambiar, de la resistencia (Gra y Estela escribieron el panfleto de Pipinas, Ale,Manolo, Oscar y Andrea introdujeron la veta política que estábamos necesitando).
Hermoso viaje que no deja de permanecer.

domingo, 7 de noviembre de 2010

situación

Desde acá vemos tres elementos. Un pino, un edificio y una antena. Se recortan sobre el cielo que a esta hora cambia rápidamente de color. Ahora quedamos apenas unos cuantos, algunos toman apuntes y otros simplemente descansan con la vista al frente. Antes, apenas llegamos, entraba el sol por entremedio de las rendijas, iluminando las botellas y los útiles. Me quedé mirando un rato largo la botella de plástico verde, con líquido hasta la mitad, brillar bajo el sol. Las gotas que al principio coronaban, estáticas, la parte superior de la botella, empezaron luego a caer y a dibujar líneas sobre el cuerpo traslúcido y verde del envase. La imagen me hizo pensar en un sapo, claro que no sería un sapo cualquiera, lleno de masa, tendría que ser un sapo del cual se adivinara el interior, la complicada trama de arterias y venas, los ligamentos y los músculos. Después uno de ellos tomó de la botella y modificó el recorrido lineal de las gotas y el punto en el que pegaba el sol. Me desinteresé de ella porque el azar puede ser muy agotador.
Observé sus perfiles. De algunos sólo alcanzaba a ver parte del pómulo y nariz, de otros la nuca y el pelo, de otros el perfil completo, con ojo y oreja. Estábamos todos ahí, observándonos bajo la corriente monótona que salía de la boca de la persona que teníamos en frente.
De casi todos desconozco el nombre. A algunos los conozco íntimamente por haberlos dibujado en los márgenes del cuaderno. Algunos me conocen porque me descubrieron en el preciso instante en el que copiaba el nacimiento del cuello o la arruga de la remera. Sé que una de ellas me detesta porque copié su cara con acné o su expresión de tristeza.

Podrían suceder cosas: podría levantarse una tormenta de tierra y golpear contra las ventanas. Podríamos quedar todos en silencio, o hablar todos a la vez. Podría entrar alguien, la mujer que está sentada en la puerta del edificio podría pasar y sentarse, y ya no sería lo mismo. No sabemos cuánto tiempo estaremos acá, eso es algo que no puede saberse. Algunos días estamos apenas cinco o diez minutos, otras veces nos quedamos durante horas. Hoy ha sido una de esas veces. Miramos, frente a nosotros, esos tres elementos. La antena y el pino, a pesar de ser estructuras rígidas, están llenas de aire; el edificio es compacto y a esta hora de la tarde se vuelve opaco también. Los tres sostienen al cielo, al resto de los edificios e inclusive a nuestras miradas. No entiendo a aquellos que todavía le prestan atención a ella. No entiendo que puedan articular palabras con sentido que ella responde con otras palabras. No comprendo ese comercio de ideas que suben a cierta altura de la habitación y luego caen como si se disolvieran.
Ahora escuchamos campanas, llegan distorsionadas, quizás por el viento que ha comenzado a levantarse.
Ella habla con la voz cada vez más suave. Parece que ha dado una indicación porque algunos están buscando la cita en el libro, hay despliegue de hojas y fotocopias. Yo también, saco maquinalmente un libro y lo abro. No me importa en qué lugar, simplemente lo sostengo, abierto, sobre mis piernas. Algunos leen en voz alta.
Escuchamos unos golpecitos en la puerta, como si fueran puños muy chicos los que golpean. Nadie abre y los golpes insisten. Ella entonces se acerca a la puerta y antes de alcanzar a abrir entra un niño, nos saluda con un movimiento de cabeza, como un adulto, y vemos que de la otra mano tiene agarrada una soga. Camina a lo largo del pasillo y nos damos cuenta de que la soga está estirada, de que alguien más la sostiene del otro lado. De ella cuelgan cosas inverosímiles, sobre todo loritos muertos, como si los hubieran matado con la onda, también sacapuntas, espejos y plumas, la soga es tan larga que cuando el niño llega hasta la punta de la habitación aún no vemos quién está del otro lado.
El interés se mantiene por unos minutos. Después escucho que la corriente de voz monótona vuelve a sonar. El niño silva de una manera extraña, como si se comunicara con el otro que lo ayuda a sostener la soga, y se sienta en el piso a escuchar.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Muestra de Pintura "Unidos por la diversidad"



Muestra en Cefoa 11 y 58
Inauguración martes 2 de noviembre a las 20 hs
Cierre 22 de diciembre

Expositores:

Adriana Leone; Agustín Sister Herrera; Alicia Zulián; Ángela Peries; Carolina Maranguello; Cecilia Herrera; Celina Capdevila; Cristina Curi; Damiana Etcheverry; Francisco Molfese; Franco Pascal; Giovana Cascino; Guido Zacaría; Laura Grizia; Liliana Patelli; Lucy Cicatelli; Luisina de la Serna; Luz Andrade; Manuel Rubín; María Dowhun; Mariana Alvarez Rementeria; Melisa Salinas; Monica Broilo; N. Camardo; Natalia di Franco; Patricia Pirotta; Renzo Scorpati; Ricardo Fernandez Olivares; Silvana López Ojeda; Soledad Paez; Teresa Senra; Victor Poblete; Yolanda Ruiz

Los esperamos!

domingo, 24 de octubre de 2010

Tucumán- Inventario III- verde









y una canción para reconocernos: Strawberry fields forever

por la noche los pájaros suenan como timbres.

jueves, 21 de octubre de 2010

Tucumán- Inventario II





De Simoca no hay fotos. Queda el relato a medio terminar y el recuerdo, vago, de una canción (recobrada a fuerza de google).

Hay una señora vestida de fucsia, sin cabeza. Las sillas son rojas. Entre la gente pasan chicos vendiendo miel en botellas de vidrio. Hay comidas blancas, pastel de novio, relleno de carne, tortas con merengue, empanadas de cayote o de dulce de leche. Estamos siempre "entre" cosas: olor a asado, a empanada, a cerdo, a especies, a frutas; entre la música de cumbia, folklore, voces, pregones de venta, risas, sonidos de trabajo.
Al lado de los cerdos vivos hay cerdos muertos, cabritos flacos que son puro pellejo, esculturas que remedan quehaceres cotidianos, flores de plástico, remeras, vestidos floreados, el vino compartido, la imagen de los cerdos muertos al lado de los cerdos vivos. duermen?
caminamos, nos separamos, nos volvemos a encontrar. Dos sacan una misma foto, hay poses ante la cámara, hay concordancia de colores, momentos muy precisos en que una cabeza coincide con un vestido colgado en una percha, momentos en que la cabeza se va con el cuerpo desnudo y el vestido es vendido.
en la feria de Simoca es difícil desprenderse del "hay". a la noche, habrá lámparas? resplandecerán los pasteles de novio? un solo olor mezclado? algo de silencio

lunes, 18 de octubre de 2010

Tucumán- Inventario I





En San Miguel de Tucumán hay muchas ventanas circulares.
Es una ciudad hecha de barcos viejos. Los habitantes pasan de un barco al otro y raras veces pisan el mar. Se saludan de ventana a ventana.
Descubrimos, sobre las piedras del camino del Cerro de San Javier, ventanas pintadas y herejes cuadradas o rectangulares.

domingo, 3 de octubre de 2010

Fiesta del Zangolotino en La Grieta!



Hola a todos! con los amigos del taller literario de La Grieta organizamos una fiesta para este sábado 9!

Lo recaudado será para colaborar con un emprendimiento del taller de literatura.

Habrá numeritos sorpresa, TACOS y Tragos con extraños nombres

Además x ahí...podes encontrar al zangolotino.

Se agradece la difusión
click aquí pa' chusmear el blog del taller "El paisaje nos devora"


Nadie sabe qué es un zangolotino... les dejo mi interpretación y los invito a que cada uno imagine (y escriba) qué podría llegar a ser...

"En casa siempre hay olor a humedad. Sale de las paredes y de las toallas colgadas en el tender por las enfermeras de la tía. En el jardín de invierno el olor se mezcla sutilmente con olor a planta y a flores. Como siempre, abro las ventanas, le doy la medicación a la tía, doblo las sábanas y salgo al jardín, que es otra forma de estar adentro, para remover la tierra de las últimas macetas.
Cierro la puerta para no seguir escuchando a la tía que maldice mientras se come el budín con frutas secas. Hoy está particularmente exasperada, como si le picara la piel o tuviera dolor de rodillas.
Suena el timbre, debe ser Mirta, la enfermera. Escucho que la tía le abre y me gusta poder permanecer entre las tumbergias y las primeras fresias.
Vuelvo a la cocina para tomar un té y me encuentro con el zangolotino.
La enfermera pende de la lámpara, colgada. La tía le ha cortado la cabeza, que rodó bajó las patas de la mesa, y sobre el charco de sangre tibia danza el cuerpo de Mirta. La tía dice entre dientes "la refalosa, zangolotina".
Como otras veces, limpio la sangre y meto la cabeza en la bolsa de residuos. La tía se ha quedado dormida, sus pies se mueven al compás de la música silenciosa de la zangolotina."

martes, 28 de septiembre de 2010

cuerpo

"Mi primo se sentó dándome la espalda y encaró hacia mí la oreja derecha. Tenía la oreja muy bien formada. En sí, era de pequeño tamaño, pero la carne del lóbulo aparecía abultada como una magdalena recién horneada. Se trataba de la primera vez que le inspeccionaba la oreja a alguien. Observándola con atención pude constatar que, en comparación con otros órganos del cuerpo humano, la oreja es, desde el punto de vista morfológico, un gran enigma. Presenta, en algunos puntos, pliegues y vueltas hasta lo irrazonable, en otros, protuberancias y depresiones. Posiblemente haya ido adoptando esta curiosa forma en el transcurso de la evolución con el objeto de captar mejor los sonidos, y retenerlos. Rodeado de paredes deformes, parece un único agujero negro que se abre como si fuera la entrada de una gruta misteriosa.
Pensé en las minúsculas moscas del poema de la novia de mi amigo, anidando en los oídos. Penetraban en su cálido y oscuro interior transportando un dulce polen adherido a sus seis patitas, mordisqueaban la rosada y suave carne, sorbían su jugo, ponían sus pequeños huevos en el cerebro. Pero no logré verlas. Ni oír el zumbido de sus alas."

Este es un fragmento del cuento "Sauce ciego, mujer dormida" de Haruki Murakami, que pertenece al libro homónimo.
Me quedé pensando en las partes irracionales de un cuerpo, en la posibilidad de que algo "natural" pueda ser irracional, desquiciado, caprichoso. La dificultad para dibujar una oreja, para copiarla del natural, se fundamente quizás en la arbitrariedad de su forma, en la manera que tiene de fugarse hacia adentro y hacia afuera, generar pliegues, volúmenes, sombras. Que haya en el cuerpo algo que excede. Las rodillas huesudas proclives a los accidentes, la vulnerabilidad de los codos, la protección casi nula y a la vez importante de las pestañas. Las partes blandas y la resistencia.

Hace unos días vimos una obra de danza y canto experimentales. En un momento algunas bailarinas comenzaban a sacarse la peluca blanca y después la red que les sujetaba el pelo e iban tirando uno a uno los invisibles como si fuera una lluvia muy precisa y dura. Cada invisible caía a una especie de brecha que se formaba entre los bloques sobre las que estaban las bailarinas, caían y sonaban, unos seguidos de los otros. Con el pelo suelto comenzaban a generar otra danza. Lo estiraban, lo separaban en mechones, hacían un rodete o una cascada. Cada movimiento parecía querer ordenar eso irracional y a la vez lo permitía, lo ponía en primer plano.

La teoría de la evolución pronostica la desaparición incipiente del dedo chiquito del pie y de las muelas de juicio. Somos un cuerpo que se va descomponiendo porque no se usa o no se usa del todo, tenemos partes prescindibles y azarosas, quizás aparezcan otros órganos o nuevas facultades, pero pareciera que nunca se podrá comunicar la experiencia de un cuerpo a otro, la experiencia de la fiebre, de la excitación, del miedo. El otro puede sentir algo parecido, puede haber pasado por los mismos estados, pero cada estado en sí está cerrado para el otro. A veces recordamos que tenemos una espalda, un hueco entre la boca y la nariz, el costado del pulmón, tobillos y es como si la memoria lo volviera todo irracional, todo real e inverosímil.

domingo, 26 de septiembre de 2010


Los balcones no son todos iguales, aunque algunos se parecen.El de ayer era casi igual al tuyo, pero sin las reposeras de madera, sin las macetas de barro, sin los caballos y los sapos. Daba la misma luz y permanecíamos la misma cantidad de horas sobre los sillones, frente al televisor apagado, yendo y viniendo a la cocina.
Hay balcones que son directamente terrazas enteras, que se queman durante la siesta y más allá del puente nuevo. Sube el calor deformando la superficie blanca de la pared, suben hormigas? casi nadie tiende la ropa. A tu balcón llegan las palomas a pesar del espantapájaros. Acá a veces los grillos y las luces de la autopista.
Hoy: brotes del gingo aunque parecía que no había vuelta atrás.

martes, 21 de septiembre de 2010

Eddie Vedder -Society- Into the wild




It's a mistery to me
we have a greed
with which we have agreed

You think you have to want
more than you need
until you have it all you won't be free

society, you're a crazy breed
I hope you're not lonely without me

When you want more than you have
you think you need
and when you think more than you want
your thoughts begin to bleed

I think I need to find a bigger place
'cos when you have more than you think
you need more space

society, you're a crazy breed
I hope you're not lonely without me
society, crazy and deep
I hope you're not lonely without me

there's those thinking more or less less is more
but if less is more how you're keeping score?
Means for every point you make
your level drops
kinda like its starting from the top
you can't do that...

society, you're a crazy breed
I hope you're not lonely without me
society, crazy and deep
I hope you're not lonely without me

society, have mercy on me
I hope you're not angry if I disagree
society, crazy and deep
I hope you're not lonely without me





I.
Se levantó a la madrugada. Después del accidente había empezado a dormir mal. Se despertó y sintió el sonido del piano que llegaba desde alguna casa vecina. Tuvo la sensación de no saber cuánto tiempo había pasado. Un año, quizás más. El tiempo es algo muy relativo. Se tocó mecánicamente el ojo vendado, imaginó la lenta reconstrucción de los tejidos, la disolución de los pequeños pedacitos de arena y vidrio. Sintió la venda tibia, como si debajo de ella se desenvolviera la actividad de la retina y de las pestañas, su ojo izquierdo no descansaba nunca, mientras el derecho dormía el otro seguía creciendo como si estuviera en la panza de algún pájaro.
Miró a su mujer, que dormía al costado. Necesitó salir a la noche. Se subió a la moto y cruzó el parque.

domingo, 19 de septiembre de 2010

a falta de faisbuk...







A falta de faisbuc y después de la fiesta, subo un par de fotos al blog...
de la cocina sale humo, son los pochoclos de emma, el experto. Carla prende y apaga luces, alguien mueve el velador, otros cubren la lámpara de la cocina. hay gente abajo y arriba, sentada, en el sillón, en el puf, en las sillas, en algo que parece una silla, en el piso, en la mesada, en el balcón. gente que fuma y gente que no. hay un trencito que dura menos que una canción, y hay muchas canciones, hay varios DJs (Cris, Eze, mari, facu...) y todo parece un cumpleaños, la fiesta de recibida es todos los cumpleaños que no pude pasar en La Plata, por eso hay globos y guirnaldas, y bolsitas con sorpresa, y trompos de colores, y amigos, muchos amigos.
así que gracias a todos! como dice alvarito, "cuando pasas a 2° grado, te olvidás de la cursiva", uno olvida muchas cosas pero los lugares son siempre la gente que estuvo y está. los quiero!

jueves, 16 de septiembre de 2010

Medianeras Gustavo Taretto




todos los edificios tienen una cara inútil, inservible.
irse.o estar con un extraño.

gracias Pao por pasarme la data de este corto! está buenísimo.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Kings of Convenience - Mrs. Cold (Music Video)



Mrs. Cold
Hey baby, Mrs. Cold
Acting so tough,
Didn't know you had it in you so be hurt at all
You waited too long
You should've hook me,
before I put my raincoat on

OK I get it
OK can I see
You were fronting because
You knew you'd find yourself vulnerable around me
OK I get it
OK I see
You feel vulnerable around me

Hey, baby
what’s going on?
You lost control and you lost your tongue
You lost me
Deaf in my ear
Nothing you can say is gonna change the way I feel

OK I get it
OK I see
You were fronting because
You knew you find yourself vulnerable around me

OK I get it
OK I see
I step too close to your boundaries

You wanted nobody around to see
You feel vulnerable around me

Hey baby
What is love?
It was just a game
We're both playing and we can’t get enough of
We're both playing and we can’t get enough of
We're both playing and we can’t get enough of

difícil de cantar eh.. difícil de llegar.

lunes, 13 de septiembre de 2010

se fini!!!!!


Terminóse letras...
Gracias a todos por estar ahí/acá!

martes, 7 de septiembre de 2010

gusto por los estacionamientos

Me gustan los estacionamientos de autos. Me gusta el mar flotante y tenso de la mediasombra.
El agua dura que cuelga sobre los autos, siempre a punto de salir volando.
me gusta la intemperie y que abunde el gris. las plantas naciendo de la pared.
los perros.
los espacios enclavados en la ciudad, la entrada y la salida de los coches;
el vacío.
que quede un auto solo sobre el que se desencadena la ola y que el viajante se lo deje olvidado o huya. la piedra.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Quincas



Mi amiga María encontró este libro en la sección de usados de alguna librería platense.
"tus mujeres felices se encargarán de recuperarte"... suena a la complicidad entre Pola y la Maga (hace cuánto que no recordaba Rayuela, el tiempo pasa y nos vamos volviendo viejos, como dice la canción)
quiero también la segunda muerte de Quincas, los entredichos, el río.

martes, 24 de agosto de 2010

La carcajada-

Sí ¡Claro que existen! –contestó Emilio. Usted habla de escaleras en el fondo de las plazas, de túneles. Sí, existen, créamelo, y debajo, mujeres llevando la correspondencia, en mundos contiguos pero en diferentes dimensiones. Yo estuve a punto de casarme con una de ellas. Después de mucho experimentar noté, en el aire de la tarde, y a la altura de mis ojos, en la mitad de la escalera, una especie de mancha en la que fui reconociendo algo parecido a una cara de mujer, solo que mi timidez, mi falta de costumbre para tratar con personas del otro sexo, distorsionaba esa cara como un lente empañado.
Ella estaba a su vez mirándome. Se me acercaba con una expresión de asombro e incredulidad. Su cara estaba fuera de mí, dentro de mí, nos distorsionábamos. Me sentí un cobarde y le ofrecí sostenerle su pesada canasta llena de naranjas de ombligo, ella me besó, abalanzándose al sexto escalón en el que yo estaba. Y al ver allí, frente a mis ojos, en la frontera entre dos mundos contiguos, lo que me daba, y la oscuridad del cuarto escalón, del tercero, el murmullo de las mujeres, al ver lo de ese ser y lo mío, todo junto, sentí que era una aberración, fluctuando en la misma cara, nuestra cara. No pude contenerme y alcancé el séptimo escalón, el octavo, lancé la carcajada, estaba nervioso, trastabillé, y con la carcajada desapareció. Alcancé a escuchar el ruido de las naranjas rodando hasta el segundo escalón.


reescritura del cuento "La carcajada" de A. Imbert, del libro El gato de Cheshire

jueves, 19 de agosto de 2010

martes, 17 de agosto de 2010

Dolly




“Me llamo Dolly, como el personaje de la película de Barbara Streissand.”

Dolly trabaja en el hotel Franci de Mar del Plata, en el turno de la noche. Cubre su cuello largo con un pañuelo amarillo y tiene el pelo blanco apenas sostenido por una peineta de acrílico. De joven trabajó en capital, en una compañía de seguros y hacía colas larguísimas, desde las cuatro de la mañana, para ir a las funciones del Colón.
Dolly modula su voz mientras nos cuenta muchas cosas, reparamos en la forma extraña de su nariz y en el movimiento enérgico de sus manos.
Sus padres viajaron por todo el país como si fueran una familia de gitanos, pero ella siempre fue la “nena”. Dolly tiene dos vicios: hablar y la literatura. El vicio de la literatura dice ella que comenzó a los doce años, cuando leía a Dostoievsky y a Chéjov, pero que como era un vicio tuvo que dejar de hacerlo. Dolly dice “yo no tengo lenguaje”, seguramente para aludir a su “falta de estudio” universitario o al vocabulario más técnico. Sin embargo, nos habla durante horas siempre bordeando el secreto. Saca una carpetita hecha con la tapa de algún envase de cartón en la que guarda recortes y selecciona los apropiados para nosotras “a vos que vas a ser docente, uno sobre Horacio Sanguinetti, el ex director del Colegio Nacional de Buenos Aires, sobre la crisis de la vocación docente”, para todas una columna deportiva que habla sobre Maradona pero de la que Dolly destaca su carácter poético. Así comienza el artículo: “Zurda galáctica viajando por el tiempo, estrella fugaz perforando el universo. Paraíso y ostracismo, brillo y oscuridad. De Fiorito a la cima sin escalas. Poeta del verde césped, pie de mármol dejando la estela. Cósmica figura bailando en el espacio. Magia inmortal, música. Diez puntos. El fútbol es arte.”
En el hotel nos sentimos como en la casa de una tía. Hay muebles viejos y hermosísimos, de tapizado verde y madera. Hay luz de veladores y música (de esas músicas que no tienen tiempo, música italiana, cubana, boleros, algo de bossa nova) y cuadros que no entendemos del todo. Dolly sabe lo que significan esos muebles y nos cuenta que cuando era joven y vivía en Bs.As amaba tomar cafés y elegía los bares según los muebles que tuviera. “Hay que ver”.
Dolly es una viajera por naturaleza. Siempre viajando, y “en cada lugar hay algo lindo para ver, cosas para hacer y aprender”. Lee con atención las columnas del diario dedicadas al turismo y tiene sus autores predilectos. Viaja parada detrás de la mesa de entradas, recibiendo a turistas de todo el mundo, australianos, coreanos, alemanes, rusos… pero sabe que al fin de cuentas, “todas las personas son más o menos iguales”.
Habla y bordea el secreto “hay cosas, muy mías, que yo no les cuento”, pero sus palabras son más que rodeos para no contar, forman parte de otro centro en el que se va tejiendo la experiencia visible de su vida.
En el hotel se hospedan muchos capitanes de barco, Dolly no los llama “Capitán” porque ahí no están en ningún barco ni son señores de nada pero aprende sus nombres y les recomienda lugares para comer y divertirse. El hotel queda frente a la terminal vieja de Mar del Plata, es una zona en la que todos los hoteles y restaurantes están cerrando o ya están cerrados. El hotel Franci también se va a mudar a una zona más céntrica. Mientras estuvimos ahí no sabíamos qué iba a pasar con Dolly, si iba a seguir trabajando o no, porque en el hotel nuevo iban a utilizar más computadoras, y ella no sabía usarlas. Antes de irnos nos confirmó que sí, que seguía en el turno de la noche. Dolly parece sorprenderse de las cosas buenas que le pasan, el trabajo, las oportunidades que tuvo a lo largo de su vida, el reconocimiento de otra gente. Archiva los papeles y registros de trece años de trabajo, nos llama un remis para ir a la Terminal y nos saluda desde la puerta como si fueran dos los barcos que se van.

miércoles, 4 de agosto de 2010