jueves, 8 de marzo de 2012

CHILE V: Pisco Elqui



En Chile perdí algunos comienzos de cuentos, sólo me quedó uno: alguien se despierta en la más completa oscuridad, es una oscuridad compacta que se asemeja extrañamente al blanco total, es una oscuridad hecha de capas delgadas de aire negro que juntas forman un tejido en el que el personaje apenas puede respirar. En un momento ve una luz roja, a unos cuantos centímetros de la altura de sus ojos. Intenta reconstruir las coordenadas de espacio y tiempo en las que se encuentra, pero no puede. Aún no ha sentido el contacto del pasajero de al lado, que en ese momento le roza el brazo, al darse vuelta para buscar otra posición para dormir. El cuento debería ir desovillando esa oscuridad hasta alcanzar los párpados del viajero. En ese momento, los párpados estarían moviéndose pesadamente para acostumbrar los ojos. Alguien hablaría de la cualidad prehistórica de ciertas partes del cuerpo humano, los párpados, el codo, esos pliegues y puntos que compartimos con los elefantes y las tortugas. Las partes que nos lanzan hacia el pasado, por el que corrió el lodo y el agua. Pero allí, la piel apenas estaría cubierta por una leve capa de sudor. El personaje iría reconociendo, lentamente, la situación "colectivo" pero descubriría en el mismo momento que no tiene la menor idea de a dónde se dirige.


Al principio, viajar por Chile fue llevar adentro esa incertidumbre feliz. El paisaje cambia tan rápido a sólo dos horas de distancia, del mar al desierto, del desierto al valle, de la plaza vacía a las nueve de la mañana al cerro colorido o al centro repleto de gente.
Pisco Elqui es un pueblito que forma parte de Valle del Elqui. Sobre los cerros se recuestan los viñedos, protegidos por media-sombras blancas que recogen la humedad de las nubes y mantienen las plantaciones. Las correspondencias nuevamente nos asaltaron, el pueblo era un poco como Córdoba, un poco como el norte argentino, era mucho muy hermoso. Desayuno multicultural, lenguas de mezcla, un chileno-brasileño, dos franco-chilenos que habitaron el campo francés, un digno representante del hippismo de los '60, ido y vuelto; flores; María, la pequeña hostil que finalmente sonrió; las caminatas; las bicis; la intolerancia; el observatorio: Saturno punto verde brillante luminoso, constelaciones abiertas y cerradas, no te olvides de traducir para el suizo, constelations,la superficie de la luna, increíble.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Carito, que bello que escribís. Transportador. Ese comienzo es atrapante, y la idea de por donde seguir hacen que desespere por encontrar la página siguiente. Adelante con la oscuridad blanca, las pieles y los roces!
beso grande
Adri

Clari dijo...

que lindas fotos, la verdad que parece un lugar único, espero que cuando saque pasajes a Chile pueda conocerlos y poder apreciarlos como lo hiciste vos.