domingo, 28 de febrero de 2010

¿POR QUÉ RECLAMAMOS LOS MAESTOS DE SAN LUIS?
PORQUE...:
Una maestra que trabaja dos (2) jornadas(mañana y tarde) el gobierno sólo le paga una(1)... ( y se queda con $ 1500)

Los maestros rurales cobran igual que un maestro de la ciudad , porque NO le liquidan la ZONA como corresponde por ley.

El gobierno de San Luis le paga a un maestro por hijo $40, y en cualquier trabajo se paga $ 180.

Para poder aumentar a los maestros el gobierno necesita $8.000.000, el Carnaval de Río de Janeiro le sale al gobierno $ 8.000.000 ( y por sólo dos días de carnaval).

Un cajero de Wal-Mart que empieza a trabajar cobra $ 3000, un docente en San Luis cobra $ 1.600
PARA QUE TODA LA SOCIEDAD SEPA BIEN POR QUE RECLAMAMOS LO QUE NOS CORRESPONDE.....Y PARA QUE NOS DEJEN DE ROBAR NUESTRO SUELDO...


NO INICIO DE CLASES..........
DESDE EL LUNES HACEMOS UNA VIGILIA EN PLAZA INDEPENDENCIA DESDE LAS 8 HS. ESPERANDO QUE EL SR, MINISTRO DE UNA RESPUESTA CONCRETA Y SATISFACTORIA, NO FALTAR.....
ES AHORA O NUNCA........

miércoles, 24 de febrero de 2010



La infancia es un corredor largo y oscuro cruzado en vuelo. La mitigación dulce de los brazos que depositan el cuerpo en la cama y lo dejan descansar. O tres ventiluces por los que muere una tortuga en su primera noche.

y ahora la ciudad en la que se juega a las escondidas. esquivo esquivo y ojalá que no. Corro y doblo, me encuentro con una cara de hombre-retrato, con una plaza, con perros y guitarristas, con la señora que no sabe cruzar la calle.
cruzamos la calle y caminamos tanto, como si nos doliera en el cuerpo una parte de Remedios, una parte seca de calle en calle. doblo, espero el semáforo, rodeo y doblo, ojalaquenoquenoqueno, que podamos cruzar la calle y volver a casa, a una casa en la que haya dos o tres ventiluces, verdes o blancos, “cintilantes”, por los que veamos a los pájaros caminar sobre el suelo rojo.

sábado, 20 de febrero de 2010

pasarero





-Los llama la abuela para tomar la merienda. Lluvia de azúcar sobre el pan con manteca.
al borde un árbol y otro árbol,el esqueletito de una lagartija, la sombra de las hormigas sobre las piedras.

martes, 16 de febrero de 2010

sábado, 13 de febrero de 2010

III. "La ciudad se iluminó"

No era fácil saber de la piedra. Ni Elena ni Fanon podrían haberlo sospechado.
Él continuaría quebrando el queso con la yema de sus dedos y estaría, quizás, recibiendo el aire fresco a través de los ventiluces de vidrio verde. Elena podía saber de su pómulo y de su mano teñidos momentáneamente, de sus dedos entre el pan y el queso, de su aliento reconcentrado y dulce, pero nadie podía anticipar la piedra.
Sosteniendo la manguera Elena seguía dibujando sobre la vereda pero ya no se distinguía ningún dibujo. Eso le daba impunidad para ser grosera o infantil. (Su abuelo le decía en broma, cada vez que ella le pedía algo de plata para comprarse alguna cosa, que anotara la cuenta en agua).
Fue obsena y ágil. Los trazos de agua salían naturalmente de sus dedos y ella movía el brazo derecho para conseguir las curvas deseadas.
Fue también ligera y un poco triste pero en conjunto la vereda mojada, inundada, la ponía contenta. Ya nadie podía pasar por allí sin mojarse los pies, la gente evitaba su casa y la miraba como si estuviera loca, regando en dia de tormenta.

humedad sobre las hojas y al interior de los troncos quemados.El bosque envuelve a Elena y la deja. Ve que sobre las hojas que se arrastran proliferan cajas de distintos tamaños forradas con papeles infantiles.Papeles como los que se usaban para forrar los cuadernos de la escuela, sólo que éstos no tenían rótulos. Nada, ninguna inscripción ni remitente ni destinatario, ningún signo de nada. Ahí, en el bosque, las cajas. Afuera, la lluvia particular de Elena corrompiendo la yema de sus manos.

viernes, 12 de febrero de 2010


el equilibrista habita la cuerda. Negras y blancas. suben desde el 3 al 9.

(dibujo de nano)

miércoles, 10 de febrero de 2010

II. Debajo


De la arena suben las mosquitas y se suspenden de a ratos sobre las letras del libro.
Habitan la arena y las manos de los últimos bañistas que leen contra el suelo.
Suben hasta casi la mitad del cuerpo y vuelven a bajar, silenciosamente, como si respiraran la humedad de la tierra.
Antes se habían bañado en el lago, los niños y las mujeres, y habían tendido lonas y desplegado la comida: las galletitas, la soda, el fiambre, el pan, las gaseosas. Antes las moscas dormían replegadas en la arena, como si fueran la contracara viva del suelo disuelto.
Elena se había fijado en la bolsa blanca que había quedado inclinada sobre la mesa de madera como si fuera un perro muy flaco. El declive de la panza subía delicadamente hasta la mesa y la cola transparente se doblaba hasta quedar escondida por el flanco derecho del perro.
y ahora la luna golpea contra el muelle y contra el agua, despierta a las mosquitas.
Los pies de los bañistas han dejado huecos en la playa. Ahora las linternas llenan brevemente el lugar que antes ocupaban los pasos. (Elena piensa que ahora, las luces entrarían mal en la hilera que dejarían las ruedas de su silla sobre la arena, la luz sobraría por todos lados).
Naranjas y blancas, también sobre el pan y sobre los cuerpos acostados. Las mosquitas rodean las patas del perro negro y se juntan bajo su hálito tibio. El animal las reconoce y las envuelve con su sombra.

domingo, 7 de febrero de 2010

I. Junto a Fanon

La señora de la silla de ruedas riega, desde detrás de la reja, la vereda.Dibuja con el agua, torpemente al principio, y con mayor habilidad después, la forma ambigua de una nube.Regula el agua interponiendo su dedo índice en la boca de la manguera multicolor. Las gotas permanecen y se van secando, mientras, caen otras que se superponen y arman un dibujo de sombras que insiste en descomponerse. La nube crece demasiado y la mujer la borra con más agua.