
Nunca encontré el lago. Pasaban seres anfibios con la cola reseca y los patinadores tronaban sobre el suelo duro.
Era inútil pero lo buscaba bajo los eucaliptos y detrás del jardín de infantes abandonado.
Siempre era domingo, como hoy, que es sábado, en el parque. Y siempre el domingo consistía en no encontrar el lago y en dar una vuelta obligada a las diez de la noche. La consigna era no mirarse ni hablar, mirar hacia afuera, siempre hacia las luces repetidas del centro, y, claro, no encontrar el lago pero hacer como si lo hubiéramos visitado.
Hoy es domingo domingo domingo, la parte dormida se eriza en el fondo del lago.
4 comentarios:
ja, yo le decía caperuza a vir cuando se ponía alguna capuchita...
eso es en el lago??? "lago" de vm?
así es mi querida laurette de las islas rosarinas, es el "lago" dominguero. hace mil años que no voy.
beso!
Ese lago que aloja historias no dichas. Las burbujas, los indicios que salen a la superficie. Los retazos de un mapa que se va construyendo de a poco, en meses, años de entradas al blog. Trazos de una sensibilidad, una memoria, dos ojos.
Siempre tengo que leer tus textos más de dos veces. Eso me gusta.
Un abrazo.
Uaaaa....hay un lago que una niña no encontró....y hay una parte dormida en el lago...el día que despierte va a dejar de ser el aletargado domingo...
Muuuuy lindo caro
abrazos
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