sábado, 20 de marzo de 2010

Los figurantes



Para Pao, que habló de ellos.

Los figurantes coparon la terminal. Fue una cosa de locos, figurantes sobre las plataformas, de la 1 a la 20, en la entrada, en el bar, en las agencias de colectivo. Aunque nadie quiera admitirlo, todos se parecen, siempre andan con esos colgajos de tela, blanca o negra, algunos se pintan las pestañas de dorado o de turquesa. Son muy figurantes los figurantes.
Los más jóvenes estaban furiosos, los viejos acompañaban y se apostaban en los bancos para hacerle la guerra a las palomas. Ningún colectivo podía entrar ni salir y los pasajeros, después de discutir, se habían quedado dormidos en sus asientos, a la espera de que la situación mejorara.

Yo los había visto, unos días antes, sobre los balcones. Tomaban aire fresco y conversaban con los cactus. Aunque no hablen los figurantes están rodeados de murmullos, son las cosas que podrían decir y no dicen, los parlamentos efímeros de la mañana antes del desayuno, los discursos amatorios y las declaraciones vergonzosas.

Solía encontrarlos en los bares de las estaciones de servicio, desenvolviendo golosinas con mucha meticulosidad y masticando despacio los pedacitos de materia dulce. Yo los acompañaba y a veces me acostaba con alguno de ellos. Hacer el amor era lo mismo que nada, nos costaba encontrarnos entre los retazos de tela y mi ropa y terminábamos cansados. Me gustaba porque era fácil olvidar a un figurante y ellos tampoco parecían conservar ningún recuerdo de mí.

Hace días que duermen y comen en la terminal, ya casi nadie habla del tema pero todos evitamos rodear el edificio de arena: el silencio está insoportable de voces superpuestas. No nos molesta no poder irnos de la ciudad, tampoco esperamos a nadie de afuera, pero despreciamos la presunción de los figurantes que ya están perdiendo la gracia. Los imaginamos, y sabemos que es así, sin maquillaje y torturando sin ganas a los caracoles, como si pelaran golosinas.

1 comentario:

Paula Magna dijo...

Quizá los figurantes vengan a hacerles la competencia a los que se encuentran el de "Texto en una libreta", esos que viven en los subtes.Y quizás también hayan aplastado a la mascota, el caracol de los de 62 que se juntan en un bar ya ni me acuerdo quiénes eran...
Saludos desde acá, desde estos espacios virtuales, que son siempre la superficie.