De invierno (Rubén Darío)
En invernales horas, mirad a Carolina.
Medio apelotonada, descansa en el sillón,
envuelta con su abrigo de marta cibelina
y no lejos del fuego que brilla en el salón .
El fino angora blanco junto a ella se reclina,
rozando con su pico la falda de Alençón,
no lejos de las jarras de porcelana china
que medio oculta un biombo de seda del Japón.
Con sus sutiles filtros la invade un dulce sueño;
entro, sin hacer ruido; dejo mi abrigo gris;
voy a besar su rostro rosado y halagüeño
como una rosa roja que fuera flor de lis;
abre los ojos; mírame con su mirar risueño
y en tanto cae la nieve del cielo de París.
Gracias Pili por mostrarme la poesía. Por acá también, frío de otoño, domingo de sábado.
3 comentarios:
claro que por acá el invierno es menos glamoroso... Hay tazas de colores, frazadas, animales imaginarios y juntadas de viernes por la noche.
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, porque esta ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Un sábado domingo puede ser peligroso, pero nada que no pueda arreglarse con fernet y hongos de colores.
Aguante Darío loco! Ja.
muy bueno el dibujo! y bueno, bien por darío también ja
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