lunes, 19 de abril de 2010




Te veo reflejado en el televisor, con tu cara de ciervo magistral y tus manos de sapo.
Estás dibujado sobre la franja de colores que anuncia el fin de la programación.
Decís -¿nos vamos a dormir?
y yo pienso -¿Cómo se duerme?
Flora limpió los cristales de tus ventanas pequeñísimas, se fue por el camino de las hojas y no le dimos propina. Alguien agita las peras moradas y da un grito. Temo por el gato de la vecina y por los pies de Tomás, que se ha quedado dormido afuera.
Hay además sombras en el cuarto de Cecilia, una bestia de tela o pelusas.
¿Cómo se puede dormir?
Te limitás a mostrarme las barras del televisor.

1 comentario:

Paula Magna dijo...

jajaja percibo cierto vuelco al absurdo...hay alguien muy enojada...y el enojo es siempre absurdo....me gusta, me gusta