Para Margarita y Tito, mis abuelos de la taza María sacó las manos sucias de su abuela… “sucias” es una forma de decir: la abuela trabajaba la tierra como si repasara el día, arrancaba las hojitas feas y arreglaba aquí y allá. La conversación era recurrente, las flores y las hojas, la humedad de la tierra y las mosquitas; las palabras escanciaban las mañanas desde la que llegaba María con las piernas frías y el pullover flotándole sobre el vientre, azul.
de la taza pequeñita había venido corriendo, traía entre sus manos la cotorrita muerta. El verde todavía brillaba, más allá unos destellos de plumas azules y amarillas, naranjas y algo de rojo. Como un señuelo, y le acariciaba la cabeza pequeña de cotorrita muerta mientras de la taza salían también el hornero y la tijereta, el tero tero y el bicho feo bicho feo; el gorrión pero no la paloma.
interior sucio de taza color crema como un cascarón de huevo.
punteada. pintas marrones y naranjas.
y entonces arrojó el cuerpo verde a la taza
y no escuchó nunca el ruido de la caida.
4 comentarios:
Me gusta ese final.
gracias. el final me hizo acordar a una ilustración de Alicia en el País de las maravillas, cuando cae en el pozo de la madirguera del conejo. el narrador dice que no sabe si es que el pozo es muy profundo o ella cae muy despacio. saludos. y sí, Cheever es como para pegar el salto.
Estaría bueno pasar un fin de semana en una taza calentita.Me gustan tus relatos con colores, cuando sea abuela quiero que una nieta me escriba algo como vos.
Abrazo Carito
Verdad, Carito: los blogs son como madejas que se desmadejan... para llegar al principio (al núcleo) hay que tirar de la piola. Cosa rara, usté lo ha dicho.
Un saludo para usté también.
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